El sábado 17 de noviembre un
grupo reducido, pero selecto de tertulianas pusimos rumbo a Blancas,
pequeño municipio de Teruel en la comarca del Jiloca, que a pesar de
pertenecer al llamado “triángulo del frío” nos recibe con una
temperatura muy agradable.
También
nos recibe amablemente Jesús Guallar, natural de Blancas, amigo de
algunas tertulianas y escultor o “domador de hierros” como se
denomina a sí mismo. Otros lo definen como: mago de fragua y hierro,
reciclador conspicuo, filósofo de la materia y otros términos
elogiosos y merecidos..
Después de tomar un cafecito
en el Bar La Plaza nos vamos a ver la Sabina de Hierro. Esta
impresionante estructura reproduce a la Sabina Milenaria que es el
icono de Blancas. El artista ha hecho su propia interpretación del
árbol con una réplica a tamaño natural con sus mismas medidas,
ocho metros de altura, y unos quince de ancho.

Tiene 2800 hojas y su
tronco está formado por 1300 tejas de arado.
Estos materiales fueron
aportados por el autor y sus paisanos, especialmente la Asociación
de Amigos de Blancas, colaborando también en el montaje de esta obra
de gran envergadura para el que se utilizaron incluso grúas.
Admiramos y fotografiamos la escultura y varias personas de la
Tertulia colocamos una hoja de hierro con nuestro nombre que quedaron
colocadas en el monumento “Apadrina una hoja”, donde también se
colocó una hoja con el nombre de Tertulia Albada. Los fondos que se
recaudan son destinados al mantenimiento de la obra y
acondicionamiento del entorno.


Seguidamente visitamos el
“Espacio Artístico el Pajar”. En un paraje al aire libre Jesús
expone un gran número de esculturas, muchas de ellas con motivos de
la naturaleza y con elementos reciclados. El artista siempre ha
defendido dar una segunda vida a lo que suele considerarse un simple
residuo. Para él, el reciclaje es una postura a adoptar frente al
consumismo. Degustamos unas ricas aceitunas y un vinito obsequio de
Jesús, en el pajar contiguo al parque escultórico en el que
tiene esculturas de tamaños más pequeños.
De regreso al pueblo visitamos
el establecimiento La Carrasca/La Sabina, tienda de diversos
productos ecológicos de Teruel, fundamentalmente elaborados con
azafrán, donde adquirimos algunos. Se pueden comprar por Internet en
www.azafranlacarrasca.com
Después de una comida casera
y reconfortante en el bar La Plaza damos un paseo por el pueblo del
cual destacamos la Iglesia de S. Pedro, el lavadero y la Casa Grande.
A continuación fuimos a ver la sabina milenaria.
Se le calcula una
edad entre 2500 y 3000 años. Declarada árbol singular se encuentra
aislada en una zona que debió ser un espeso bosque de sabinares y carrascas. Se considera una
fiel reflejo de la resistencia y resiliencia de los habitantes de
esta zona aislada, fría y vaciada. A su sombra se han contado
historias y leyendas desde antiguo por los lugareños y en la
actualidad, en los veranos, se celebran conciertos de música que han
llegado a reunir hasta 400 personas.
Disfrutamos contemplando este
bello árbol, abrazándolo e inmortalizamos el momento con numerosas
fotografías.
La
tarde está avanzada pero nos resistimos a dar por finalizada la
jornada por lo que después de dar las gracias y obsequiarle con el
libro de relatos de la Tertulia, nos despedimos cariñosamente de
nuestro amable anfitrión Jesús y nos dirigimos a la Laguna de
Gallocanta.
Es la mayor laguna de agua
salada de Europa y es una buena época para ver y oír a las grullas
que, desde mediados de octubre, llegan desde el norte de Europa a
pasar el invierno. La guía del Centro de Interpretación nos dice,
que en este momento, se calcula que hay en torno a 25.000 ejemplares
que pueden llegar a alcanzar el número de 100.00 entre diciembre y
enero. Está empezando a anochecer y mediante prismáticos y
telescopio las divisamos en los campos situados enfrente de la
laguna. Están cenando, según nos dice la guía y en breve
observamos cómo levantan el vuelo y en grandes bandadas se dirigen
por el cielo hacia la laguna donde pasarán la noche. Es un bonito
espectáculo visual y sonoro que sirve de colofón a un agradable día
de arte, naturaleza, descubrimientos y buena compañía y como dijo
alguien, seguramente sabio, la felicidad es la suma de pequeños
buenos momentos.