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30 marzo 2010

Refundando el Capitalismo Salvaje




Calvo Rufanges


Hace dos años, cuando estalló la crisis, comenzó un discurso oficial que podía ser esperanzador. En boca de Jefes de Estado, Presidentes y Primeros Ministros estaba día si día también la expresión “refundar el capitalismo”. El crack financiero hizo reaccionar a unos y otros con propuestas de medidas de control público del sistema financiero mundial y con regulaciones varias que incluso se referían a las escandalosas retribuciones de altos directivos. Han pasado dos años y no queda más que una tímida intención de Gordon Brown de proponer la Tasa Tobin, para que las transacciones financieras internacionales paguen un pequeño impuesto, que además de recaudar importantes cantidades de dinero, según algunos cálculos reduciría el trasiego financiero a la mitad. Las cercanas elecciones en Gran Bretaña pueden ser la razón de que el actual Primer Ministro británico todavía mantenga este brindis al sol, ya que dice no poder aplicarla unilateralmente. A parte de esto, ¿de qué refundación se habla últimamente? De nada nuevo, de nada no neoliberal, ni siquiera de alguna mínima reforma. Los mercados, sus lobbys y think tanks han logrado volver al discurso de los años 80, en que la solución a todos los males se encontraba en la reducción del Estado (menor gasto público, reducción del déficit, la privatización de empresas públicas, abaratamiento del despido,…). Es decir, volvemos a las ideas de Friedman, a los Chicago Boys, al tatcherismo y al pensamiento único identificado por Le Monde Diplomatique, si es que alguna vez lo habíamos dejado. En la peor crisis de los últimos tiempos, los más activistas han sido los Bancos Centrales, el Foro Económico Mundial, los medios de comunicación liberales y las organizaciones empresariales. Éstos quieren refundar el capitalismo, no cabe la menor duda, pero quieren la versión del capitalismo mas salvaje.

1 comentario:

angel dijo...

Y lo refundarán, porque son los únicos que ponen interés y tienen las (sus) cosas claras. Aunque nos pese.