KUCHING.BORNEO
Hemos llegado a Kuching, la capital del estado de Sarawak, en La isla de Borneo, Malasia, tierra de selva tropical y del famoso aventurero Sandokan, “El tigre de Malasia”. La gente pureta como yo se tiene que acordar muy bien de él. Los chicos queríamos emular sus hazañas haciendo de héroes y a las chicas, no les hubiera importado tener un rollete con él. Ahí se puso de moda la frase “Sandokan queremos un hijo tuyo”, extendida después a muchos otros artistas.
Llevamos dos días en el Parque Nacional de Kubah, que a excepción de un holandés jubilado que ha venido con toda clase de artilugios para escuchar la gran variedad de sonidos de pájaros que habitan en este parque, nos encontramos totalmente solos. Toda la selva tropical, por cierto muy bien señalizada y preparada, con sus gigantescos arboles y sus plantas endémicas de hoja grande y alguna que otra planta carnívora toda ella solo para nosotros y para toda esa fauna invisible que la habita. Invisible pero no inaudible, porque hay que ver la escandalera que montan sobre todo a según que horas.
Es un parque muy pequeño, poco turístico y que se puede hacer el recorrido en un solo día. Tiene dos puntos interesantes. Una cascada, atravesando grandes extensiones de selva cerrada y algún que otro riachuelo seco. Dicen que la estación de lluvia aquí ha terminado, pero ha sido terminar de andar y no parar de llover. También hay un mirador desde donde a lo lejos se ve el mar, el paisaje todo selvático con sus serpenteantes ríos y de fondo una montaña, verde en todo su esplendor.
Cerca de Kuching, el primer día, nos acercamos a ver unas familias de orangutanes rojos. Al igual que los gorilas de espaldas plateadas del Congo, están en peligro de extinción. Creo que no son tan imponentes como los gorilas, pero llegan a medir 2,40 cm. Nos llamaba la atención como se sujetan a árboles y ramas con sus cuatro extremidades de forma indistinta, incluso alguno giraba como una rueda sobre su cuerpo para desplazarse por una liana atravesada en el follaje. Los más pequeños siempre mantienen una de sus patas o manos en contacto con la madre y da lugar a escenas desternillantes.
Bueno, a cenar nuestra sopica y mañana será otro día
Angel y Pialrin (Ángel es el que nos hace la revista de la Tertulia)
Sorprendidos nos quedamos de ver a la gente de Borneo apoyando a la roja en tierras tan lejanas.
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