LA
VELOSCENIE
Del
29 de Junio al 9 de Julio 2018
Este año nos hemos alejado de los ríos y metido tierra
adentro de la región de Normandía, en donde tuvo lugar una de las mayores operaciones militares de la historia que
supuso la liberación de Europa de la dominación nazi.
Nuestro recorrido por tierras francesas lo iniciamos en
Paris y lo finalizamos en San Malo. De regreso, como no parar y pasear por la
grandiosa y entrañable Bordeaux.
El combinado de este año ha resultado ser de 34 almas en
busca de paisajes y lugares relevantes de la historia. 21 de ellas pedaleando y 13 sobre 4 ruedas
turisteando.
Rodamos por 315 km
de la Veloscenie, en 5 etapas. Como siempre sentimos en directo
paisajes y perfiles de ruta en las que abundaron tramos rompepiernas que
nos lanzaban los pies, en más de una
ocasión, a tierra. Y todo ello envuelto en una brillante nebulosa corporal debida
a las altas temperaturas que reinaban
por aquellos parajes.
Así que
efectivamente como anunció por adelantado Jesús,
aquello no era el descenso de un
río. A pesar de ello y con más esfuerzo físico,
conseguimos lo de siempre en nuestras experiencias cicloturistas: disfrutar
en directo con los 5 sentidos activados
con todo lo que nos rodeaba por fuera y por dentro.
Visitamos París y Chartres capital de las vidrieras y la luz, .
Recorrimos pequeños caminos, valles salpicados de castillos y bonitos pueblos como Illiers-Combray, descrita por Marcel Proust en su novela En busca del tiempo perdido.
Vías verdes cruzando el granero de Francia, paisajes abiertos de la llanura hacia Thiron- Gardais,
Inspeccionamos el terreno por el que pocos días después pasaría el Tour de France.
¡¡ Pero qué dura es la vida del turista¡¡¡
Nada como la Danza para relajar y tonificar musculillos
Balneario de Bagñoles de l´Orne,
Alfonso triplicándose para revisar el estado de las bicis del grupo
Un ramillete de las hadas y hados del lugar
La juventud, que como siempre energetiza, propulsa y proyecta los valores que promueve este tipo de viajes y nos anima a seguir organizándolos
La gran estrella de la ruta, la bahía del Mont Saint Michel, cuya mítica silueta rodeada de arenas y marismas fuimos viendo durante mucho tiempo antes de llegar a este impresionante símbolo del patrimonio mundial de la humanidad.
