Nos sumamos a la huelga feminista
Lucy Higgins
A las
mujeres de vanguardia hoy les acompañan millones de mujeres que son conscientes
de que la liberación de la mujer no sólo requiere un profundo trabajo tanto
entre los hombres como entre las mujeres, sino un cambio del sistema del poder. La
unanimidad contra la discriminación aspira a un cambio de mentalidad desde hoy.
Hiroh Kikai
Andrea Francolini
Julian Bound
Kirk Edwards
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Hoy, 8-M,
si yo fuese mujer...
Si yo fuese mujer
quizás no habría escrito este artículo: hubiera preferido sumarme a la huelga.
De hecho, aun no siéndolo, le he dado vueltas a lo de publicar, o no, pero he
preferido utilizar el día y la tribuna para reflexionar al respecto.
Porque, si fuese
mujer, tendría muy clara la existencia de rémoras culturales milenarias que
fundamentan una dominación patriarcal y una negación de lo obvio: que yo sería
igual a cualquier hombre, y en particular a cualquier hombre de mi condición.
Si fuese mujer, y no estoy tan lejos de ello, pues fueron y son mujeres las que
me enseñaron lo fundamental, me mostraron lo mejor de la existencia, me
inspiraron y me alentaron, sabría sin duda que la desigualdad es una impostura
social y política sustentada en siglos de fuerza bruta, de imposición física,
de represión, marginación y miseria.
Estaría convencida, por supuesto, de que
el machismo es una convención hueca, una mentira reñida con la virilidad, la
coartada de los cobardes, la bandera de los fanfarrones, un poder de cartón
piedra inflado por los poderosos de verdad, aquellos que, desde arriba,
alientan las desigualdades básicas. Porque, si fuese mujer, tendría muy claro
que mi trabajo precario, mi desempleo, mi despido tras la maternidad serían la
consecuencia de una brutal reforma laboral inspirada y diseñada por los amos (y
alguna ama, por cierto) del tinglado.
Si fuese mujer
buscaría la cercanía de hombres amables y compañeros, lucharía por la igualdad
(de todas, de todos), a veces incluso sería mala, rompería las reglas, reiría
en la noche, me enorgullecería de mi género, denunciaria cualquier
discriminación, odiaría a los acosadores-torturadores-asesinos. Hoy, me
vestiría de color violeta.
Pero como no soy
mujer, escribo para rendir homenaje, de igual a igual, a mis compañeras,
maestras, amantes, amigas, esposas y colegas. Y para celebrar el haber tenido a
mi lado mujeres poderosas, inteligentes, independientes, creativas y cariñosas.
Por eso, aunque soy varón, este 8-M también es mi día.
José Luis Trasobares (El Periódico de Aragón)
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Narinder Nanu
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