El fin
del estado de alarma
Nada dura
para siempre
Sashenka Gutiérrez
Piero Fornasetti
Con la finalización
del estado de alarma, que se ha hecho efectivo a las 00:00 horas de hoy, ya podemos
desplazarnos sin trabas por todo el territorio nacional. Recuperamos parte de
la vida cotidiana, aunque todavía lejos de una situación auténticamente normal, ya
que muchas actividades seguirán sujetas a limitaciones.
El virus sigue estando ahí y todos tenemos que mantenernos en alerta. El amigo Simón nos está lanzando constantes llamamientos a la responsabilidad individual para mantener a raya a un virus todavía tan desconocido. Se considera altamente probable que en otoño reaparezca una nueva oleada de contagios; así que no bajemos la guardia: sensatez y responsabilidad, caro amigo, cara amiga.
El virus sigue estando ahí y todos tenemos que mantenernos en alerta. El amigo Simón nos está lanzando constantes llamamientos a la responsabilidad individual para mantener a raya a un virus todavía tan desconocido. Se considera altamente probable que en otoño reaparezca una nueva oleada de contagios; así que no bajemos la guardia: sensatez y responsabilidad, caro amigo, cara amiga.
Buen verano y
arremójate la tripa…
Nos veremos. Abrazos.
Jaime Gil
de Biedma
Amistad a lo largo
Ozkan Bilgin
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Pasan lentos los
días
y muchas veces estuvimos solos. Pero luego hay momentos felices para dejarse ser en amistad. Mirad: somos nosotros. Un destino condujo diestramente las horas, y brotó la compañía. Llegaban noches. Al amor de ellas nosotros encendíamos palabras, las palabras que luego abandonamos para subir a más: empezamos a ser los compañeros que se conocen por encima de la voz o de la seña. Ahora sí. Pueden alzarse las gentiles palabras -ésas que ya no dicen cosas-, flotar ligeramente sobre el aire; porque estamos nosotros enzarzados en mundo, sarmentosos de historia acumulada, y está la compañía que formamos plena, frondosa de presencias. Detrás de cada uno vela su casa, el campo, la distancia. Pero callad. Quiero deciros algo. Sólo quiero deciros que estamos todos juntos. A veces, al hablar, alguno olvida su brazo sobre el mío, y yo aunque esté callado doy las gracias, porque hay paz en los cuerpos y en nosotros. Quiero deciros cómo trajimos nuestras vidas aquí, para contarlas. Largamente, los unos con los otros en el rincón hablamos, tantos meses! que nos sabemos bien, y en el recuerdo el júbilo es igual a la tristeza. Para nosotros el dolor es tierno.
Ay el tiempo! Ya todo se comprende.
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Santiago Rusiñol