Inauguración Tertulia

Inauguración Tertulia
Fiesta inauguración

08 junio 2020



Y llegó la tercera y última fase de la desescalada




Krishna Kumar Singh



Hemos pasado casi tres meses encerrados, animados a aplaudir en las ventanas. Los medios nos han transmitido la imagen de una epidemia grave, pero en el fondo lejana y ahora nos invitan a salir y “disfrutar” de la nueva normalidad alegre y confiada, pues el verano está a la vuelta de la esquina. Y que se sepa, la pandemia ha pasado pero el virus no ha desaparecido. Ha perdido velocidad de contagio -qué menos, después del confinamiento- y tal vez intensidad, pero sigue por ahí, al acecho. El virus no ha dado señales de que vaya a desaparecer: estaremos con él por mucho tiempo, probablemente un año o más. Por si alguien lo dudaba.

Lo único que yo tengo claro es que la nueva normalidad no será normal ni nueva, en todo caso diferente, puesto que la condición humana, para bien y para mal, seguirá siendo la de siempre.



Jens Mortensen

En Zaragoza se han contabilizado desde el inicio de la pandemia alrededor de 5.000 contagios de Covid-19 y casi 700 fallecidos, unas cifras muy superiores a las que se han registrado en Huesca y Teruel, que son provincias menos pobladas. Asimismo, las personas de Zaragoza que se han curado de la enfermedad rondan las 2.500.



Y los abrazos…


  
NO ABRACES con las mejillas juntas, mirando a la misma dirección. 

 ABRAZA mirando en direcciones opuestas


Eleni Kalorkoti

NO ABRACES cara a cara.







“Vulnerant omnes, ultima necat”
Todas hieren, la última mata.



Mala suerte lo del virus, como tantas cosas en la vida. Por si alguien lo dudaba, esta pandemia ha confirmado que estamos a la merced de fuerzas que no controlamos, por ejemplo, todos nos morimos.



Esto escribió Julio Cortázar: “Cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente un reloj, que los cumplas muy felices, y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con ancora de rubíes (…) Te regalan —no lo saben, lo terrible es que no lo saben—, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo, pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca”.





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