Como ya sabréis, España se ha convertido en el único país de la UE que cultiva variedades transgénicas de maíz a escala comercial, por lo que es el último rinconcito de Monsanto en Europa. Paises como Austria, Francia, Grecia, Hungría, Italia, Polonia, Rumanía y hace una semana Alemania ya han desarrollado iniciativas para frenar su cultivo, mientras el gobierno español sigue negando los efectos negativos que estos tienen en el Medio Ambiente y la salud.
Además, los efectos socio-económicos son igual de importantes, ya que refuerzan el control de la alimentación mundial por parte de unas pocas empresas multinacionales, aumentan la dependencia y los problemas alimentarios, desplazan campesinas/os y trabajadoras/es rurales, aumenta la demanda de herbicidas (que son producidos por las mismas empresas) y sustituyen la producción de alimentos para consumo local por una agricultura de exportación.
Juan
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