Visita al palacio de Armijo,
sede
del
Justicia de Aragón
Martes, 7
Recuerdo la visita a nuestra Tertulia en la calle Garás del Justicia Fernando García Vicente en su segundo mandato. La noche no era muy fría. Sobre las diez llegaron los escoltas para inspeccionar el local y comprobar que allí había buena gente. No éramos un grupo numeroso. Fue un encuentro agradable y distendido, sin prisas. Los escoltas se quedaron en el pasillo. A media noche uno de ellos entró para recordarle la hora. “Yo estoy muy a gusto, pero estos señores querrán también irse a su casa”, terció. Nos dejó una buena impresión: sabía cuál era su sitio y el lugar que ocupaba la Institución. De hecho, ha caminado por las procelosas aguas de la política durante tres mandatos, desde 1998 hasta hoy, que está en funciones hasta que las Cortes quieran insacular al que será el cuarto Justicia en la época actual.
Hoy le hemos devuelto la visita. Matilde gestionó la cita a la Institución. En la bodega, acogedor salón de actos, la asesora Carmen Martín nos da las explicaciones oportunas. El palacio de Armijo, llamado así porque su último propietario fue Francisco de Armijo, a quien debe el nombre con que se conoce este edificio, responde a la arquitectura renacentista aragonesa del siglo XVI. Desde el 20 de diciembre de 1995, conmemoración del 404º aniversario de la ejecución de Juan de Lanuza, es la sede del Justicia de Aragón.
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El edificio fue transformado en casa de vecindad por su propietario en el siglo XIX, en mayo de 1969 es declarado en ruina y en junio de 1971 se comienza a derribar. Cuando el edificio estaba parcialmente derruido, la Dirección General de Bellas Artes paralizó la demolición, conservándose solo la fachada de la calle Don Juan de Aragón, la de la calle Lucero y las crujías que rodeaban el patio. |
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Tras el pequeño zaguán, se accede a un sencillo patio porticado de planta cuadrada con cuatro columnas de mármol anilladas con el fuste superior estriado y rematadas con capitel de orden jónico, según se estila en estas construcciones del siglo XVI. Son uno de los pocos elementos que se conservan del primitivo edificio.
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En el patio está el cuadro de Eduardo López del Plano, ‘Los últimos momentos de Lanuza’. En una fachada del Mercado Central, que hoy ocupa la plaza en la que el Justicia fue ejecutado, existe una placa en conmemoración del 400º aniversario de su muerte, colocada el 20 de diciembre de 1991. |
En esta planta hay
dos estancias que se destinan a los servicios protocolarios: el
despacho-recepción del Justicia y la antesala o sala de espera. En ellas se
conservan dos techumbres mudéjares instaladas
tras la desaparición de la conocida como casa de La Caballería, que se
levantaba en la esquina entre las calles Cinegio y Estébanes. Derribada en
octubre de 1993, se recuperaron estos dos alfarjes, no así el tercero, que era
de mayores dimensiones, ya que cerraba la sala principal y que parece ser que
era el más interesante.
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Nos recibe el Justicia en el amplio despacho-recepción. Al entrar, nos fijamos en un cuadro naif de Popi Bruned. Destaca un Orús brillante. Amable y distendido, nos va desgranando la historia de la Institución hasta el momento actual, de las peticiones y quejas por la posible vulneración de los derechos individuales y colectivos de los ciudadanos frente a las actuaciones irregulares de las Administraciones Públicas. Pero el inconveniente es claro: sus indicaciones no son vinculantes. Por ello, tiene que atemperar bien sus sugerencias o recomendaciones. |
En la Galería de imágenes de la web de la Institución
ha quedado constancia de nuestra visita.
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