Estrenamos
la fase 2
Ye Aung
Thu
Cuando vemos a una persona
saltándose las normas, pensamos que es generalizado. No olvidemos que, en
general, estamos cumpliendo las normas de manera extraordinaria, pero dentro de
ese cumplimiento estricto los casos anómalos llaman mucho más la atención.
Comenzamos la fase
2, una etapa intermedia hacia la 'nueva normalidad' que contempla medidas de
alivio con las restricciones establecidas, como la reapertura de centros
comerciales y espacios culturales o las salidas en grupos más amplios. Las
imágenes de las terrazas llenas de gente sin mascarillas a menos de medio metro
de distancia en la primera noche de la fase 1 fueron preocupantes, porque los posibles
contagios de estas actitudes irresponsables derivan simplemente en un frenazo
que no nos merecemos. Mantengamos la distancia física y utilicemos las mascarillas, no pienses que eres el único sensato, que el problema son los demás. Quizás, lo eres tú...
Murat
Oner Tas
Juan
Antonio Masoliver
Ahora que
el corazón me duele como nunca
Ahora que el
corazón me duele como nunca,
como un espejo, sí, como un espejo
herido, como un sol incendiado o las cenizas
de sol en la mirada de lo que fue:
días de amor como dicen que son
en la penumbra los muebles de una alcoba,
sus espejos, los cuerpos que reposan
en la indolencia de un prado o de una cama.
Al pintar iniciamos la creación
de la realidad. El tiempo ignora este instante
de dicha, este dolor del lienzo
que revela el cuerpo que ahora duele
tanto porque es tan sólo el cuerpo
de un instante. Y está aquí, con nosotros.
Como el día del amor en el lienzo,
sin ventanas, ni luces, ni paisaje,
sólo este hondo dolor,
este abrazo que ahora, en el vacío,
es una herida, como las sombras
que dejan los muertos más queridos
en nuestros ojos. Y duele tanto
amarles. Y amarla duele más
porque está viva y no está aquí
y es feliz y ha olvidado mi abandono.
como un espejo, sí, como un espejo
herido, como un sol incendiado o las cenizas
de sol en la mirada de lo que fue:
días de amor como dicen que son
en la penumbra los muebles de una alcoba,
sus espejos, los cuerpos que reposan
en la indolencia de un prado o de una cama.
Al pintar iniciamos la creación
de la realidad. El tiempo ignora este instante
de dicha, este dolor del lienzo
que revela el cuerpo que ahora duele
tanto porque es tan sólo el cuerpo
de un instante. Y está aquí, con nosotros.
Como el día del amor en el lienzo,
sin ventanas, ni luces, ni paisaje,
sólo este hondo dolor,
este abrazo que ahora, en el vacío,
es una herida, como las sombras
que dejan los muertos más queridos
en nuestros ojos. Y duele tanto
amarles. Y amarla duele más
porque está viva y no está aquí
y es feliz y ha olvidado mi abandono.
Jorge Zapata
Llegarán los besos
y los abrazos
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